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Con mis hijos no te metas

Columna de opinión publicada en el diario La Tercera, por la profesora de Derechos Fundamentales de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales Dra. Yanira Zúñiga.


 

En julio pasado, el Tribunal Constitucional (TC) difundió un fallo que declaró inconstitucional un grupo de normas de la Ley sobre Garantías y Protección Integral de los Derechos de los Niños y la Adolescencia, por estimar que éstas constituían una “excesiva interferencia regulatoria del Estado” sobre la familia. El TC dijo que “la primacía de los padres respecto del Estado no admite duda”, que el proyecto concibe -equivocadamente- la educación “bajo una óptica de derechos” e invierte el eje central prioritario que “pasa a estar en la autonomía de NNA más que en el rol tutelar de los padres”. También arguyó que, al garantizarse una educación laica y no sexista se “excluye otras dimensiones valóricas que los padres […] deseen promover formativamente”.

 

La concepción de familia defendida por el TC corrobora una de las tesis centrales del pensamiento crítico contemporáneo, la cual postula que la familia tradicional es una institución opresora e ideológica. En rigor, esta idea no es estrictamente reciente. Pensadores ilustrados, como Mary Wollstonecraft y John Stuart Mill, observaron que la familia descansaba sobre el principio de la dependencia de la mujer al varón, cuyo origen no era natural sino social. Esta idea fue retomada por Carole Pateman en “El Contrato Sexual “(1988). Esta sostuvo que el armazón entero del contrato social reposa en la subordinación de las mujeres en la familia, lo cual explica los déficits de la ciudadanía femenina.

En los trabajos de Foucault se aborda otra dimensión de la familia, enfocada en los niños, niñas y adolescentes (NNA). La familia, según el teórico francés, es un dispositivo soberano, que gobierna, controla y estabiliza estructuras sociales. Así, el “respeto a los mayores” es una regla jerárquica que asegura, más que el buen clima familiar, la perpetuación del orden social de género, del modelo capitalista (como unidad reproductora fundamental del “capital humano”) y de los discursos conservadores que incluyen, desde luego, la “verdad” sobre la propia familia.

 

 

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https://www.latercera.com/opinion/noticia/con-mis-hijos-no-te-metas/KWLHKJZWLFGSFMBJK5PAG4MYLI/?fbclid=IwAR1Foz7_lzaW46HXPPVEwke4E4bRFltCtkRLO1olFa3bsUKjIroLDI_wLmw

 

Yanira Zúñiga Añazco    

Profesora de Derechos Fundamentales  – UACh

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