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Estado social y familia

Columna de opinión publicada en el diario La Tercera, por la profesora de Derechos Fundamentales de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales Dra. Yanira Zúñiga.


La propuesta de nueva Constitución (PNC) reconfigura la relación entre lo público y lo privado. Lo hace al desacralizar el principio de subsidiariedad y subirse al carro de un constitucionalismo social que, desde hace un siglo ya, ha colectivizado los riesgos sociales y resguardado universalmente las condiciones básicas de sobrevivencia y dignidad de la población, encargándole al Estado, además de sus funciones habituales de protección de la libertad, la propiedad y la seguridad, funciones de carácter prestacional. Lo anterior, supone naturalmente una retracción (no una eliminación) del mercado en la provisión de salud, educación, pensiones y otro tipo de prestaciones sociales. Pero, ¿es esta la única reconfiguración de lo público-privado que debiera interesarnos?

 

Gøsta Esping-Andersen ha destacado que la familia -una insignia de lo privado- es la más importante de las tres grandes fuentes históricas de absorción de riesgos sociales (además, del Estado y del mercado). Por tanto, toda colectivización de dichos riesgos implica, por definición, una “desfamiliarización” de su gestión, la cual descansa habitualmente en las mujeres, quienes suelen encargarse de la dependencia y el cuidado. Así las cosas, ¿es posible abrazar exitosamente un modelo de Estado social sin preocuparnos por las inequidades que ocurren al interior de las familias y sin tomar nota de los vertiginosos cambios obrados en ellas? En una columna aparecida en el diario El País, a principios de este siglo, Esping-Andersen alertaba sobre los riesgos de mantener políticas familiares anticuadas. El declive de la familia patriarcal (hombre proveedor-mujer ama de casa), sumado a la inestabilidad conyugal, el aumento de familias monoparentales y la precarización de las condiciones económicas de las parejas jóvenes había fragilizado los cimientos del Estado social. De ahí que el futuro de la protección social esté enlazado a la protección de la familia. Pero no de aquella que habita en los imaginarios conservadores, sino de las reales: diversas y dinámicas. Para el sociólogo danés los desafíos son tres: prevenir la pobreza infantil, promover el empleo materno y compatibilizar el trabajo profesional y el cuidado.

 

La PNC aborda estos tres desafíos y avanza más allá. Teje una red de protección social que se proyecta hacia la infancia a través de sendos sistemas integrales de cuidado y de protección de garantías de la niñez. Las familias son protegidas, en “sus diversas formas, expresiones y modos de vida” (art. 10), se promueve la corresponsabilidad social y de género, se ordena la implementación de mecanismos de redistribución del trabajo doméstico y de cuidados (art.49) y se garantiza la cobertura de seguridad social a quienes ejerzan dichas actividades (art. 45). Dada la controversia sobre el modelo de familia en Chile (con episodios más o menos conocidos), no es claro si estas innovaciones de la PNC podrían replicarse en una eventual nueva discusión constituyente.

 

Dra. Yanira Zúñiga.

Profesora de Derechos Fundamentales de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales.

Columna de opinión publicada en el  Diario La Tercera 

 

https://www.latercera.com/opinion/noticia/columna-de-yanira-zuniga-estado-social-y-familia/WTCOPWONVFAGHDB676EYYUYM3A/ 

 

 

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